El peligro de estar cuerda (2022) es la más reciente propuesta literaria de la escritora española Rosa Montero. Es un texto híbrido, que cabalga entre el ensayo y la ficción con unas pinceladas autobiográficas y un tono muy coloquial en el que nos muestra una exploratoria entre la genialidad y la locura. En textos como La loca de la casa (2003) y La estúpida idea de no volver a verte (2013) ya comenzaba a experimentar con esta hibridez genérica y se plantea muchos de los cuestionamientos sobre el tema en cuestión. A lo largo de las 358 páginas, Montero nos presenta una investigación, que ella misma confiesa que le tomó tres años en hacerla, para indagar cómo surge la genialidad y conocer el cerebro del artista, de paso, conocerse a ella misma.


Este libro se publica en una instancia donde la salud mental emerge como un gran problema para muchos dirigentes de estado que han manifestado su preocupación ante el aumento de los trastornos psíquicos en tiempos pospandémicos. Además, son muchas las figuras públicas que se han pronunciado sin ningún tipo de pudor, admitiendo que padecen algún tipo de condición mental. Recordemos a la gimnasta artística norteamericana Simone Biles, cuatro veces ganadora de la medalla de oro, que en las Olimpiadas de Tokyo 2020 anunció al mundo su retiro de la competencia, alegando que tenía que concentrarse en su salud mental. El peligro de estar cuerda es un intento de visibilizar los problemas de salud mental y levantar el velo del tabú que por tanto tiempo ha cubierto el rostro de muchos.
La genialidad y la locura, desde tiempos pretéritos, son ejes temáticos muy estudiados por la filosofía y la psicología. Los grandes avances tecnológicos a partir de la década del 60 del siglo pasado y con las extraordinarias investigaciones realizadas en la década del 90, considerada la del cerebro, los científicos han podido dar más luz sobre un tema tan complejo. En el Instituto Karolinska en Suecia, un estudio presentó sorprendentes similitudes en los procesos neuronales en las personas creativas y en los que padecen de esquizofrenia. En el cerebro, tanto en los creativos como en los esquizofrénicos, carecen de importantes receptores que son utilizados para filtrar el pensamiento. La investigación apunta, que esa información no filtrada se traduce en creatividad, aunque en algunos puede desembocar en la locura.

El ensayo da inicio con una contundente admisión: “Siempre supe que había algo que no funcionaba bien dentro de mi cabeza” (Montero 11). Desde su experiencia personal y haciendo lectura de innumerables textos de neurociencia, psicología, biografías de creadores y científicos, Montero desarrolla una férrea defensa de lo “raro”, con una enorme empatía hacia el otro, reivindica lo diferente. Sostiene que ser un poco más raro de lo común tampoco es anómalo (Montero 13). Dice la autora: “Una de las cosas buenas que fui descubriendo con los años es que ser raro no es nada raro contra lo que la palabra puede indicar. De hecho, lo verdaderamente raro es ser normal”. (Montero 12)
Al paso de las páginas de este ensayo nos da cuenta de las manías, sus miedos, adicciones, y sufrimientos de creadores privilegiados y excelsos con episodios, en ocasiones, resultan horripilantes. Figuras como Virginia Woolf, Silvia Plath, Doris Lessing, Friedrich Nietzsche, Louis Althusser, Emily Dickinson, Clarice Lispector, William Faulkner, entre otros. Todos fueron seres atormentados que tuvieron que mantenerse fuera de la norma para no perder la voz, por que ese es el verdadero “peligro de estar cuerdo”. Cierra el libro con una entrevista que Rosa Montero le realizara a Doris Lessing, escritora británica que obtuvo el Nobel de Literatura en 2007, y que fue publicada en el periódico El país en el 1997.
Magistralmente, Rosa Montero intercala la ficción con el ensayo, con el suceso autobiográfico y el dato científico, pero sin formalismos académicos, para explicarnos esa línea tan fina entre la genialidad y la locura. Con su habitual sentido del humor logra dibujarnos a los lectores una sonrisa para sacudirnos de la conmoción que sentimos ante estos seres extravagantes con vidas tan complejas y traumatizadas. Suavemente nos quita la alfombra que tenemos debajo de los pies para darnos cuenta de que estamos en el bando equivocado. La escritora nos deja con la certeza que los raros somos los normales y que cada día somos más y no tenemos miedo.